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Hotel Schgaguler: la esencia del diseño en los Alpes

Diseño sencillo e intemporal y búsqueda de la esencia pura: ésta es la filosofía de Schgaguler. Situada en el encantador pueblo de Castelrotto, en el corazón de los Dolomitas, esta hermosa propiedad parece formar parte del paisaje nevado que la rodea. Entre en el hotel y disfrute del esplendor del diseño minimalista.

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Con los picos milenarios de los Dolomitas reflejados en su fachada, el Hotel Schgaguler encierra una doble identidad: la sencillez de un refugio y la majestuosidad de un destino de diseño. Inmerso en la vida pausada de un pequeño pueblo con un patrimonio centenario, el hotel es un negocio familiar desde 1986, cuando Elisabeth y Gottfried Schgaguler lo fundaron como residencia con apartamentos.

Completamente rediseñado y reabierto en 2018, el Schgaguler representa ahora una armoniosa triangulación de naturaleza, arquitectura y humanidad. El arquitecto milanés Peter Pichler, en colaboración con Martin Schgaguler, ha desarrollado un lenguaje arquitectónico sencillo y atemporal que se adapta al paisaje alpino de los Dolomitas. El objetivo era centrarse en lo esencial y prescindir de lo innecesario.

Un blanco intenso y los picos arquitectónicos diseñados por Pichler son los primeros en saludar a los huéspedes. A continuación, la transparencia cristalina de los altos ventanales, que permiten al ojo alejarse y volver a su antojo. Por último, los colores naturales del mundo exterior, que reverberan con vida en el diseño esencial de los interiores.

Respetando el contexto local y su entorno, la fuerte identidad arquitectónica del hotel sigue una reinterpretación contemporánea del estilo alpino y juega con elementos vernáculos como el típico tejado inclinado.

La fachada gris claro, casi blanca, de la casa se integra con gusto en el paisaje circundante de los Dolomitas. El interior prescinde de cualquier forma de complejidad y accesorios. Hay algo mágico en el encanto esencial de este lugar: la luz cristalina que irrumpe por los grandes ventanales capturando la vista de los Dolomitas como un marco de fotos, las paredes inmaculadas que crean una atmósfera tranquilizadora y los mil tonos de madera de castaño para dar calidez al ambiente.

El arquitecto ha enriquecido el diseño purista con un sutil uso de los colores. Las habitaciones se caracterizan por tonos mate y terrosos, combinados con superficies de madera de castaño claro. Se ha prestado especial atención al tacto y la percepción sensual de los materiales utilizados en el hotel.

El mobiliario minimalista y de alta calidad ha sido fabricado a medida por carpinteros locales y piezas de diseño histórico complementan todo el proyecto interior. En el interior, los huéspedes pueden encontrar una sabia combinación de elementos tradicionales y cultura contemporánea para crear una sensación de hogar y bienestar.

Algunos elementos notables completan esta experiencia envolvente. Los huéspedes pueden saborear la cocina alpino-mediterránea del chef Rosario Viscome, que combina especialidades clásicas italianas con platos regionales del sur de Tirol. El restaurante del hotel sigue la filosofía de la casa, con sus grandes ventanales, su luz tenue e íntima y sus rincones privados de madera. Los huéspedes pueden disfrutar de los intensos sabores de la tierra, con ingredientes de temporada de primera calidad maridados con excelentes vinos locales.

El bienestar está garantizado gracias a la tranquilidad de las zonas de spa, que ofrecen todo el espectro del menú de relajación de un refugio de montaña, desde piscinas hasta saunas y masajes: el final perfecto para un día en los Alpes.