Pintura a mano sobre terciopelo con Anna Paola Cibin

La artista Anna Paola Cibin, nacida en Venecia, estudió arte y diseño en el Instituto de Arte de Venecia. Tras un breve periodo en Londres, regresó a Venecia para colaborar con los maestros vidrieros de Murano y, en 1997, empezó a pintar sobre terciopelo, una técnica inspirada en la antigua tradición de los tapices venecianos. Su talento, su pasión y su búsqueda constante de los detalles dan como resultado obras de arte totalmente originales y cautivadoras que mezclan elementos de cristal veneciano y decoraciones de pan de oro y plata sobre lujosos terciopelos. Sus obras se han expuesto en Viena, París, Londres, Nueva York y Singapur.

Lea nuestra entrevista con Anna Paola Cibin en la revista Artemest y descubra su proceso de fabricación, su amor por el terciopelo y dónde encuentra su inspiración.

¿Cómo se acercó al mundo de la artesanía?

Desde niño me han fascinado todos esos tipos de trabajos que requieren habilidad manual, conocimiento de las materias primas y sentido de la creatividad. Diría que es casi una "cuestión de familia": Solía ayudar a mi padre, que era restaurador de muebles y carpintero, y solía jugar con las muestras de las telas que mi madre empleaba para crear vestidos y trajes. Mis padres me enseñaron la importancia de trabajar duro incluso en las cosas más pequeñas, y me enseñaron a amar lo que uno hace y a hacerlo con arte.

¿En qué se inspiran los paisajes abstractos de sus obras?

A veces las imágenes aparecen ya totalmente formadas en mi mente, sin que yo las haya pensado; otras veces me inspira un color peculiar, o el detalle de un objeto, o de una fotografía. Casi siempre, sin embargo, mi idea empieza a tomar forma a partir del mar, de sus colores y de los sinuosos movimientos de los peces.

¿Por qué eligió la técnica de la pintura sobre terciopelo?

¿Qué es lo que más le fascina de este refinado material? Me matriculé en el Instituto de Arte de Venecia, en el departamento de Tejidos, y aunque sabía que tendría que trabajar con telas, aún no sabía cómo, hasta que aprendí a teñir terciopelo: en ese momento descubrí que el terciopelo iba a ser "Mi" tela. Desde entonces, estudié la historia de la coloración y la estampación en tapices venecianos antiguos, que se realizaba con bloques de madera. Tras perfeccionar esta técnica, me di cuenta de que no era suficiente para expresar todas mis ideas, y empecé a crear algunas herramientas de trabajo y espátulas que luego utilizaría para imprimir color sobre el terciopelo: así concebí mi técnica de pintura sobre terciopelo. El terciopelo no se puede pintar con pinceles blandos, así que mis pequeñas herramientas se convirtieron en una especie de "pinceles duros". Cada vez que tiño terciopelo de seda blanco con colores, entro en una atmósfera mágica. Cuando está coloreado, el terciopelo de seda se vuelve iridiscente, juega con la luz a veces creando u ocultando el dibujo principal o los detalles de cristal. Cada vez que termino una obra, creo que acabo de realizar la primera mitad de esa obra, porque la segunda mitad se llena de luz, prestándole reflejos inesperados.

Háblenos del proceso de fabricación de una de sus obras.

Primero preparo el terciopelo y los tintes. Preparo los pigmentos. Normalmente ni siquiera necesito probarlos antes, porque el color adecuado siempre es inmediato. Rara vez ocurre que el color no salga como yo quería, y en ese caso desisto temporalmente y vuelvo a empezar al día siguiente. En segundo lugar, sumerjo el terciopelo en agua y lo muevo en función del efecto y la intensidad que quiero obtener. Después, lo cuelgo y lo dejo secar durante mucho tiempo antes de estirarlo y colocarlo sobre la mesa para empezar a pintarlo lentamente. Esta técnica de pintura implica varias capas y superposiciones. La imagen que había pensado previamente cambia en parte sobre la superficie de terciopelo, adquiriendo una forma instintiva. Después, la dejo secar al menos dos días, y luego la monto o trabajo directamente sobre ella en función de si es un tapiz, un biombo o un cojín. En el último momento añado cristal, murrinas o pan de oro.

¿Hay algún proyecto concreto que desee llevar a cabo con sus obras?

Deseo crear una obra pública, algo que pueda compartirse, de lo que la gente pueda sentirse parte, y deseo crearlo en Venecia, mi ciudad... pero ya estoy trabajando en ello.

¿Qué lugares no hay que perderse en un primer viaje a Venecia?

La primera vez que se visita Venecia, es absolutamente imprescindible el paseo nocturno en barco de vapor por el Canal Grande. Será como un sueño. También hay que ir al mercado de pescado de Rialto a las siete de la mañana, y pasear por el gueto judío, y por los alrededores, donde se respira el ambiente local, lleno de "Bacari", bares típicos venecianos que no hay que perderse.