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The Artisan

El sello de Romanelli en la historia de la escultura

La Galleria Romanelli es uno de los estudios de escultura más antiguos del mundo aún en activo, ya que se fundó en 1860. Su increíble edificio está situado en el Oltrarno, el corazón artístico de Florencia, y perteneció originalmente a Lorenzo Bartolini, un gran escultor italiano del siglo XIX. Las esculturas realizadas por varias generaciones de la familia Romanelli han sido reconocidas desde entonces en todo el mundo. En la actualidad, la Galería sigue atendiendo a amantes del arte, coleccionistas y diseñadores en busca de obras únicas, gracias a un equipo de hábiles escultores dirigidos por Raffaello Romanelli.

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Una iglesia convertida en taller de escultor en las características calles de San Frediano, Florencia, a principios del siglo XIX. En su interior, grandes ventanales luminosos aparecen entre tornos, pedestales y grandes estatuas que recuerdan la historia de la familia Romanelli y un inmenso talento transmitido a lo largo de cinco generaciones. Pasquale, Raffaello, Romano, Folco y otro Raffaello más conservaron y mejoraron durante dos siglos un rico patrimonio que ha llegado hasta nuestros días. El estudio crea ediciones limitadas, famosas restauraciones y reproducciones de piezas de arte significativas por encargo, y organiza un curso para jóvenes escultores. Nos reunimos con el último de los Romanelli para saber más sobre el eterno arte de la escultura.

Probablemente su vocación de escultor estaba escrita en las estrellas, pero ¿cómo se convirtió en realidad en una vocación?

Desde pequeño viví entre esculturas, ya fuera en el estudio o en la galería de arte propiedad de la familia. Crecí entre estatuas de todos los tamaños y formas, pero al principio estudié otra cosa. Fui a lo que llamamos el Liceo Científico, donde se estudian sobre todo ciencias, y luego al Instituto para agrimensores, antes de darme cuenta de que la escultura era mi pasión y matricularme en la escuela. Cuando falleció mi abuelo, nadie en la familia quiso asumir la responsabilidad de la empresa, así que levanté la mano y me hice cargo.


A los veinticinco años se hizo cargo de uno de los estudios más antiguos de Europa: ¿cuál fue su estrategia?

Cuando empecé, la empresa no iba muy bien, sobre todo artísticamente. Intenté mantener y valorizar las cosas que funcionaban y dar nueva vida a las que no. Abrí el estudio al público y a los estudiantes para recrear el concepto de una auténtica bottega.

Hábleme de sus esculturas, ¿cómo consigue que parezcan tan vivas?

Me encantan los retratos. Intento mirar dentro de la persona, entender quién es, qué se esconde bajo su belleza física. También intento encontrar una pose artística compleja y ser preciso a la hora de recrear los rasgos de la persona. También hago que el modelo hable mucho durante el trabajo para tener un enfoque más natural y fiel a la realidad. Cuando empiezan a hablar de sus pasiones, sus ojos empiezan a brillar y los músculos de su cara adquieren una forma positiva. Intento captarlo todo y moldear el material.


¿Qué es para usted la belleza en un sentido filosófico y artístico?

Dejando a un lado los cánones de belleza clásicos griegos y modernos, la verdadera belleza de una persona sale cuando expresa su verdadera naturaleza. Cada uno la suya. También debe ser agradable para los demás, por eso siempre elijo una pose positiva en lugar de una expresión triste.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles y los más gratificantes de su carrera artística?

Me siento muy responsable de pertenecer a una familia tan importante en la historia de la escultura. Tengo que admitir que no es fácil. También hay momentos muy satisfactorios y menos difíciles. Especialmente cuando alguien entra en la galería y me hace un cumplido espontáneo sobre una de mis esculturas, o después de horas de trabajo por fin encuentro la pose adecuada y empiezo a esculpir, me invaden las emociones.


¿Qué consejo daría a los aspirantes a escultores que estudian en su escuela?

Hay que estar abierto a los demás. Si te encierras en un estudio y nunca conoces a nadie, ni vas a galerías, ni ves el mundo exterior, tu trabajo es limitado. Si no te abres, te limitarás a reproducir tu propio mundo y tu obra no será digna de recordar. También es muy importante tener distintos maestros. Cada uno puede enseñarte algo que puedes utilizar en tu trabajo.


¿Cuál es su herramienta favorita?

Por desgracia no heredé nada de mi famoso tatarabuelo, sobre todo porque utilizamos nuestras herramientas y en algún momento tenemos que tirarlas porque se vuelven inservibles. Me importa mucho mi herramienta de bucle, tiene formas particulares que se adaptan bien a los rasgos humanos y se puede utilizar para dar forma a las comisuras de la boca, la nariz y las orejas.


¿Cuánto vale una escultura hoy en día?

El valor emocional que se le atribuye cambia de una persona a otra. Algunos ven en ella un recuerdo personal, o el recuerdo de la propia experiencia, modelando en mi laboratorio florentino, otros ven su valor decorativo y otros definitivamente el económico. Suelo hacer pocos números de una serie, de una a doce piezas, una por cada retrato. Su número limitado eleva su valor monetario.


Photography by Tomaso Lisca

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