El debut de Paolo Buffa en el mundo del diseño tiene lugar a finales de los años veinte en el estudio de Gio Ponti y Emilio Lancia, sumergiéndose en un ambiente comprometido con la reinterpretación del clasicismo lombardo y la arquitectura milanesa. A principios de la década de 1930, fundó su propio estudio.

Aunque se dedicó profesionalmente a la construcción de obras arquitectónicas, especialmente viviendas y villas privadas, e incursionó más adelante en complejos edificios residenciales, Buffa se apasionó especialmente por el mobiliario y el diseño de productos, ámbito en el que se mantuvo fiel a un repertorio figurativo de sustancial clasicismo, sin desdeñar por ello los impulsos de auténtica modernidad, de distintas épocas y estilos, que se convertirían con el tiempo en fuente inagotable de inspiración. Sus piezas se fabrican hoy en día en la ebanistería Eredi Marelli, evolución de un original taller artesanal fundado en 1934 en Cantù, corazón del célebre barrio del mueble de Milán.

Paolo Buffa fue muy activo en la vibrante escena del diseño milanés, participando en las ediciones de la Trienal de Milán de 1930, 1933 y 1936. Sus piezas y obras evolucionaron con el tiempo gracias a una sensibilidad adquirida en la simplificación de las formas y en la propuesta de sofisticadas combinaciones de materiales: el uso del travertino para el suelo con la textura geométrica del blanco de Carrara para las paredes, con el latón cepillado para definir los detalles de la chimenea, cuidando los aspectos más minuciosos y creando al mismo tiempo efectos visuales impactantes. Para Buffa, los mismos temas tipológicos y a veces el mismo modelo serían objeto de continua exploración hasta llegar a una síntesis final, siempre centrada en proporciones elegantes y medidas, composiciones equilibradas y una decoración rigurosa y refinada, así como en el uso de materiales exclusivos.

Su visión alcanzó su punto álgido en 1947 con la participación en la exposición "Lo stile nell'Arredamento Moderno" junto a otros nombres estelares como Gio Ponti y Franco Albini. La exposición se creó con la intención de celebrar el gusto por el diseño y la importancia de la calidad excepcional en el diseño de productos, y aún hoy se recuerda como una instantánea esencial del estilo italiano en mobiliario. Diseños modernos asociados a una ejecución perfecta, entre las piezas presentadas por Paolo Buffa figuraba un escritorio abatible de palisandro opaco con interiores de arce, en el que se concilian finos espesores con superficies curvas y que se propone en una inusual versión exenta.

Buffa hizo de su pasión y ojo para la búsqueda de materiales un verdadero rasgo distintivo, exportando e implementando componentes exóticos como la preciada caoba de Cuba al palisandro de Brasil, del citronnier al nogal de prensa. Su lenguaje de diseño fue siempre coherente con los tiempos actuales y congenial con la sabiduría de la fabricación de muebles, representando un puesto avanzado de fuerte innovación en el panorama de la artesanía italiana que, hoy más que nunca, se centra cada vez más en la búsqueda del puente entre el conocimiento y las ideas de los diseñadores y las técnicas antiguas y finas de un taller artesanal.

Hoy, estos valores están fuertemente representados por Eredi Marelli, la ebanistería que produce la pieza de Paolo Buffa, y que es capaz de traducir ese amor por la calidad excepcional y el buen diseño a través de procesos artesanales y producciones increíblemente detalladas.