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L'Appartamento by Artemest
El Gran Salón de Meyer Davis
es un estudio de diseño visionario que combina a la perfección sofisticación, innovación y elegancia atemporal. Fundado en 1999 por Will Meyer y Gray Davis, el estudio se ha convertido en sinónimo de una estética de lujo sin esfuerzo que equilibra la creatividad audaz con la simplicidad refinada. Con un enfoque multidisciplinar, Meyer Davis crea entornos envolventes que cuentan una historia, ya sea a través de la calidez de un espacio residencial, el dinamismo de un proyecto de hostelería o la precisión de un mobiliario diseñado a medida.
La filosofía del estudio se basa en un profundo conocimiento de la materialidad, la proporción y la luz, lo que da como resultado espacios que resultan a la vez sorprendentemente modernos y perdurablemente clásicos.
Reconocido por su trabajo con las marcas de hostelería más prestigiosas del mundo y por sus proyectos residenciales de alto nivel, Meyer Davis sigue ampliando los límites del diseño de lujo.
La galardonada cartera del estudio refleja un compromiso con la artesanía, el detalle y el sentido del lugar, garantizando que cada proyecto se adapte a su contexto y propósito únicos. Desde hoteles opulentos y residencias a medida hasta proyectos innovadores como el catamarán Seawolf X, Meyer Davis redefine constantemente la elegancia contemporánea, creando interiores que resuenan con sofisticación y alma.
El concepto de Gran Salón
Meyer Davis presenta La Sirena,un gran salón donde el encanto se une al misterio. El estudio quería explorar la forma de presentar los interiores clásicos de los palacios como una oda a la modernidad italiana.
Inspirándose en el mito de la sirena y en los ecos de un pasado opulento, La Sirena se ha diseñado como un espacio envolvente suspendido entre el pasado y el presente, la fantasía y la realidad. En su centro, cuatro asientos íntimos fomentan la conversación y el movimiento, con objetos seleccionados y arte para descubrir. Una paleta de colores apagados, piedras veteadas y metales texturados interactúan con el techo pintado al fresco, mientras que la iluminación escultórica y las superficies reflectantes crean una hipnótica danza de luces y sombras.
El Gran Salón no es un mero espacio para observar, sino para sentir, tocar y experimentar, un homenaje al delicado equilibrio entre belleza y peligro.